Diario de las huatecas
El impacto de la radiación UV del sol en la estabilidad del  genoma y la salud humana: efectos y consecuencias

El impacto de la radiación UV del sol en la estabilidad del genoma y la salud humana: efectos y consecuencias


Redacción

Diariamente la población está expuesta a la luz solar, ya sea en el hogar, la escuela o en el trabajo; los rayos del sol nos brindan luz, calor y beneficios para la salud, sin embargo, la exposición excesiva puede ser perjudicial. El sol emite radiación ultravioleta (UV), una radiación electromagnética invisible que cubre un rango de longitud de onda de 100 a 400 nanómetros, siendo más dañina cuanto más corta es la longitud. Hay 3 tipos de radiación UV: UV-A (320 – 400 nm), UV-B (280 – 320 nm) y UV-C (100 - 280 nm) siendo esta última la más dañina. Sin embargo, la atmosfera absorbe toda la radiación UV-C y el 90% de la UV-B, por lo que la radiación que llega a la superficie es mayormente UV-A y en menor cantidad UV-B. La piel es un órgano muy importante, además de protegernos produce vitamina D y al sistema inmune. Si hay una exposición prolongada a la radiación solar sin protección, los rayos UV pueden causar desde daños leves a severos en la piel. Aunque el daño por exposición al sol parece superficial, en realidad ocurre a nivel celular. Los rayos UV afectan biomoléculas clave como el ADN, las proteínas y los lípidos, lo que genera estrés genotóxico y provoca la inestabilidad del genoma. Para abordar esto, todo empieza cuando normalmente los fotones (partículas que transportan radiación electromagnética) de la radiación UV transfieren su energía a los cromóforos (moléculas que absorben la luz), como el ADN y las proteínas (cromóforos endógenos). Los daños del ADN por radiación UV ocurren de dos formas principales: directa e indirecta. Los daños directos incluyen la formación de dímeros en pirimidinas adyacentes (como los dímeros de ciclobutano y el fotoproducto pirimidina-6,4-pirimidinona), mientras que los indirectos ocurren por daños oxidativos (causados por especies reactivas de oxígeno o transferencia de carga desde cromóforos excitados). En ambos casos, la estabilidad del ADN se ve afectada, y pueden ocurrir roturas de doble hélice (DSB). Los dímeros de pirimidinas, suelen repararse con rapidez, sin embargo, de no repararse, se vera afectado la replicación y transcripción del ADN. Las DSB no reparadas en células somáticas en división pueden perjudicar el crecimiento celular al comprometer la viabilidad celular y provocar enfermedades graves como el cáncer. Los rayos UV pueden causar: signos prematuros de envejecimiento de la piel (arrugas, manchas solares, pérdida de elasticidad), reacciones alérgicas como dermatitis de contacto fotoalérgica (reacción cutánea a ciertos productos químicos activados por la radiación UV), quemaduras solares/eritema solar (reacción inflamatoria de la piel), así como provocar el desarrollo de diferentes tipos de cáncer de piel como el melanoma, carcinoma basocelular y carcinoma espinocelular. El cuerpo humano puede presentar varios factores de riesgo según las características del individuo como el tono de piel (las personas con piel más pálida tienen menos melanina y se queman fácilmente), el ambiente donde se desarrolla, la estación del año, la hora del día, etc. Para prevenir daños a la piel es recomendable usar ropa ligera que cubra brazos y piernas, sombreros o gorras, gafas de sol y protección solar; además, si observas manchas o lunares extraños en tu piel que nunca habías notado, es indispensable que acudas a algún dermatólogo de confianza para descartar algún padecimiento que comprometa tu salud.


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