La mayoría de los defectos congénitos son prevenibles o tratables: SSH
Redacción
Los defectos del nacimiento o malformaciones congénitas, son las alteraciones que afectan al embrión o feto, dañan el funcionamiento del cuerpo e impiden que los recién nacidos tengan un proceso normal de desarrollo.
En el mundo, según las estadísticas, cada año fallecen 303 mil recién nacidos durante las primeras cuatro semanas de vida debido a anomalías congénitas. Siendo los más comunes y graves, los defectos cardíacos, los defectos del tubo neural y las anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down.
Los defectos del tubo neural, se presentan, cuando la columna vertebral del feto no llega a cerrarse del todo, y presenta daños neurológicos en el bebé, como la parálisis en los miembros inferiores, problemas urinarios o intestinales, entre otros.
El mielomeningocele continúa como el defecto de tubo neural más frecuente, con una incidencia de 11.03 casos por cada 100 mil RNV (Recién Nacidos Vivos). Seguido por la anencefalia, con 7.44, en la anencefalia, gran parte del cerebro y cráneo no se desarrolla.
Respecto a los defectos craneofaciales, el labio y paladar hendido sigue en primer lugar, con una incidencia de 28.7 casos por cada 100 mil RNV.
De acuerdo a la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH), en el Estado, durante el 2023 se presentaron:
· 8 casos de Anencefalia (lo que representa una tasa de 0.2 x cada mil RNV),
· 2 casos de Encefalocele (0.04 x mil RNV),
· 2 casos de Mielomeningocele (0.04 x mil RNV),
· 2 de Meningocele (0.04 x 1000 RNV),
· 14 de Microcefalia (0.27 x 1000 NV).
En cuanto a defectos craneofaciales, se registraron 2 casos de Hidrocefalia, 21 de labio y paladar hendido, 1 macrocefalia y 12 de microtia (malformaciones de las orejas).
La mayoría de estos casos, son prevenibles o tratables, por ello, la SSH recomienda a las mujeres en edad fértil, consumir 0,4 miligramos de ácido fólico diariamente, antes y durante la gestación, a fin de reducir el riesgo de que los bebés nazcan con alguno de estos padecimientos.
Aunque la función más conocida del ácido fólico es la de prevenir este tipo de anomalías congénitas, esta vitamina del complejo B (B-9) es necesaria para proteger los órganos, generar energía, replicar el ADN y prevenir la anemia.
Su deficiencia baja las defensas del organismo, dejándonos más expuestos a las enfermedades, también puede causar diarrea, encanecimiento del cabello, ulceras bucales, úlcera péptica, retraso en el crecimiento o hinchazón de la lengua.
Por ello es importante que la población en general lo consuma en cantidades adecuadas, y de preferencia, se inicie su ingesta como un complemento a partir de la adolescencia.
Las mujeres que toman diariamente la dosis recomendada, por lo menos tres meses antes de concebir y durante el primer trimestre del embarazo, reducen cerca del 70 por ciento el riesgo de que su bebé padezca defectos del tubo neural. Este, se termina de formar durante el primer mes de embarazo.
El folato (como se le conoce a la forma natural del ácido fólico), se encuentra principalmente en verduras verdes oscuras, huevo, cereales, frijoles, lentejas y frutas cítricas. Además de algunos alimentos procesados como el pan, la pasta, y algunos cereales que han sido enriquecidos con esta vitamina.
El ácido fólico es hidrosoluble, es decir, se disuelve en agua, por ello el cuerpo no lo almacena y se necesita un suministro continuo para mantener sus niveles óptimos en el organismo.
Como parte de la estrategia de prevención y promoción de la salud de la mujer, en los centros de salud y hospitales del sector Salud, se distribuye de manera gratuita, y se promueve su consumo de manera regular a las mujeres de entre 12 y 45 años.
Finalmente, la SSH, que dirige Vanesa Escalante Arroyo, recomienda a las mujeres que planeen embarazarse o inicien su embarazo, acudir a su unidad médica más cercana para que, bajo supervisión profesional, cuiden su salud y la de su bebé mediante una alimentación saludable y el consumo de suplementos vitamínicos como el ácido fólico.