28 agosto, Día Mundial del Síndrome de Turner
Redacción
El Síndrome de Turner es una alteración genética que se caracteriza por la ausencia total o parcial de un cromosoma X, y afecta únicamente a la población femenina, con una incidencia de una por cada 2 mil 500 mujeres.
Anualmente, cada 28 de agosto, se conmemora el Día Mundial de este padecimiento, con el objetivo de concientizar y sensibilizar a la población, así como para fomentar la investigación en este campo y promover el diagnóstico oportuno, a fin de evitar complicaciones de salud a quien la padece.
Las características de este síndrome varían considerablemente entre una paciente y otra, lo que dificulta su detección de manera temprana. A pesar de ello, sus aspectos más comunes son talla baja, alteraciones hormonales e infertilidad.
Como parte de las acciones que la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH) lleva a cabo en referencia a este tema, durante el periodo de enero a julio del presente año, se impartieron 30 cursos de atención integrada en la infancia, donde se abordó este padecimiento y se capacitó a 481 trabajadoras y trabajadores de la salud.
Además, con motivo de esta conmemoración, se efectúa una campaña informativa con material del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la adolescencia (CeNSIA), dirigida a todas las dependencias que conforman el Comité Estatal de Mortalidad Infantil y se difunde entre el personal operativo, administrativo y la población en general, para resaltar la importancia del diagnóstico temprano.
Aunque el Síndrome de Turner no tiene cura, tiene tratamiento y, en la mayoría de los casos, las niñas y mujeres diagnosticadas pueden tener vidas plenas e independientes; sin embargo, no iniciarlo a tiempo podría causar muchos problemas de salud a largo plazo.
Su detección se puede realizar clínicamente antes o después del parto, pero la confirmación se realiza mediante un estudio cromosómico. Antes del nacimiento se puede diagnosticar cuando el personal médico detecta en la ecografía acumulación de líquido en la parte trasera del cuello u otros lugares anormales, anomalías cardíacas o anormalidades en los riñones.
En el nacimiento también se pueden identificar, además de los anteriores, síntomas que indiquen que una niña pueda padecer este síndrome, como cuello anormalmente ancho, pecho ancho con pezones de gran separación, paladar alto y estrecho, inflamación de las manos y los pies.
Otros indicios pueden ser estatura ligeramente menor que la promedio en el nacimiento, retraso en el crecimiento, mandíbula inferior retraída o pequeña, dedos de manos y pies cortos, implantación baja de las orejas y el cabello, así como tórax ancho.
En la adolescencia y adultez, también se pueden presentar los siguientes signos: infertilidad, finalización precoz de los ciclos menstruales, limitaciones o retraso en el desarrollo sexual que se experimenta en la adolescencia, estatura baja (de aproximadamente 140 cm) y sin periodos de crecimiento.
Las personas con esta enfermedad también pueden verse afectadas por fallas cardíacas, problemas renales o en la glándula tiroidea, desajustes en la presión arterial, dificultades visuales y auditivas, mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus, y complicaciones en el aprendizaje, sobre todo en áreas no verbales o de conducta.
El tratamiento consiste en terapia de reemplazo hormonal, estimulación del crecimiento, corrección quirúrgica de malformaciones cardíacas, tratamiento de cualquier otra condición existente y el asesoramiento genético.
La SSH reitera la invitación a la población femenina a mantener visitas regulares a su unidad médica más cercana, sobre todo las mujeres embarazadas para llevar un seguimiento y poder realizar un diagnóstico oportuno.