Competir seriamente por un cargo de elección popular en ciertas regiones de México era, hasta hace poco, una idea impensable. Ser una mera comparsa del candidato oficial del PRI se consideraba suficiente, ya que simulaba una competencia electoral y daba un falso aire democrático al proceso. Tal era el caso en Tepehuacán de Guerrero, donde el cacicazgo de Carolina Viggiano Austria, una figura de poder inamovible durante treinta años, se impuso sin oposición real. Tan solo su hermano José Juan, es por segunda ocasión el alcalde de este municipio etiquetado por el Coneval como el segundo de mayor pobreza y marginación en el estado, ya ni se diga a nivel País.
Carolina Viggiano, quien controlaba la designación de candidatos en su partido, había convertido la región en su feudo personal, designando alcaldes y diputados locales a su antojo. Su control era tan absoluto que ni los funcionarios de mayor jerarquía se preocupaban por sus imposiciones. Las diputaciones federales, por supuesto, estaban reservadas para ella misma, consolidando su poder y perpetuando un sistema de abuso y control.
La idea de desafiar este cacicazgo era no solo utópica, sino potencialmente suicida. En 2004, el candidato del PRD a la presidencia municipal, Francisco Martínez Enríquez, sufrió un intento de asesinato en una emboscada en El Encino. Solo la intervención de cientos de campesinos de la comunidad evitó una tragedia, deteniendo a casi todos los atacantes, quienes estaban armados con equipo militar. Este incidente subrayó la brutalidad con la que se mantenía el control en la zona y la peligrosidad de oponerse al poder establecido.
Por más de un siglo, los Austria habían controlado los destinos de Tepehuacán, sometiendo a su población a amenazas, marginación y miseria. Sin embargo, hoy, los vientos de cambio soplan por estas montañas. La demanda de justicia y libertad resuena en cada rincón del municipio, y la historia de opresión empieza a ser reemplazada por una de esperanza y transformación.
El domingo 2 de junio, los habitantes de Tepehuacán acudieron puntuales a la cita con su historia. Uno de los últimos bastiones priistas del estado cayó estrepitosamente, ante la incredulidad de quienes habían probado las mieles del poder y de otros que se relamían pensando en otros cien años de cacicazgo. Pero la historia, implacable, es puntual en su cita con el destino.
MORENA gobernará pronto este municipio, con ideales verdaderos de igualdad y libertad, respetando los usos y costumbres que dan identidad a sus pueblos y los hacen únicos e irrepetibles, gracias a la honestidad y trabajo de su gente.
Sin duda, el gobernador estará muy pendiente de los acontecimientos en este lugar, que tiene un significado especial para su gobierno.
Los vientos del cambio parecen susurrar entre los árboles y por los viejos caminos de herradura, entre las moliendas abandonadas... Mi voz es hoy el eco de los muertos que fueron masacrados a sangre y fuego, cuyas almas claman justicia para que nunca, jamás, haya más caciques en el pueblo.
Francisco Martínez Enríquez: 20 años de lucha incansable para llegar a este momento. Hijo de un perseguido político que debió abandonar su municipio para mantener a su familia y escapar del dominio de los Austria. Hoy, Pancho Martínez pone fin a cien años de cacicazgo en Tepehuacán de Guerrero, derrotando en su propio territorio a Carolina Viggiano Austria, la heredera de ese clan. Un cacicazgo, considerado por la ONU como uno de los más sanguinarios en América Latina, no es algo que deba tomarse a la ligera.