Al paso de los hilares entretejidos van tomada forma las coloridas figuras que se asoman por el bastidor, mientras el mecapal tensa el enjulio de los hilos en la urdimbre, donde la lanzadera o bobina, atraviesa el tejido que se aprieta con el machete. Así pasaba el tiempo Martina García Cruz, maestra del bordado que pertenece, quizá, a la última generación de artesanos del Valle del Mezquital, en Hidalgo, que dominan la antigua técnica del Telar de Cintura.
Desde los 12 años, la bordadora artesana de origen Hñahñu, pasaba horas perfeccionando su técnica, la cual adquirió de una mujer que le enseñó a diseñar trabajos únicos a través de la delicadeza de las puntadas, cuyas obras se exhiben y comercializan en el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonarte), así como en la tienda de artesanías de Hidalgo (Hidarte).
Con 82 años cumplidos, el tejer con telar de cintura durante más de 70 años le ha traído dolores de cadera Martina García. Dolencias que, por prescripción médica, han obligado a la artesana, originaria de localidad El Mejay, municipio Chilcuautla, a tomar una pausa en este oficio.
Como expositora en la pasada edición de la Feria San Francisco Pachuca Hidalgo 2023, García Cruz indicó que actualmente se dedica a trabajar con sus hijas e hijos, quienes son ahora la nueva generación de bordadores, "para que los trabajos que realicen lo hagan de la forma que debe ser".
Martina es una de las 20 mil artesanas que conforman el gremio en el estado, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Las obras de la artesana han dado la vuelta al mundo, y cuyo aporte artístico a ha sido reconocido por Dior y la industria empresarial, encabezada por Carlos Slim Helú y Mercedes Sánchez Navarro, el pasado 19 de octubre de 2023, incluso los tejidos de la hidalguense se han exhibido en El Vaticano.
Con humildad y modestia, Martina García ha tejido su legado cultural a lo largo de los años. Su maestría en la interconexión de hilos de algodón e incluso de ixtle, es un arte que va más allá de la habilidad manual.
"Bordar es mi pasión, es mi vida y es un pilar fundamental en la identidad del pueblo hñahñu", dijo la artesana, quien tienen un gusto especial por crear sus obras textiles por las noches, sola en su taller, a la luz de un foco.
"Desde pequeña me gusto el telar de cintura y elaborar mis productos con ixtle, ha sido parte de mi vida y me ha permitido conocer lugares hermosos como el Vaticano", comentó orgullosa.
La mujer, que forma parte de la cuarta generación de artesanos del Telar de Cintura, es una sobreviviente del cáncer, un testimonio de resiliencia que inspira a todas y todos los que la rodean. A pesar de los numerosos reconocimientos que ha recibido, su enfoque sigue siendo destacar la importancia de preservar las tradiciones culturales de cada comunidad en Hidalgo.
Lo que una vez comenzó como un secreto, tejiéndose a escondidas, se ha convertido en una parte esencial de su vida y de su familia, y ahora Martina con cada puntada, continúa iluminando los corazones y tejiendo la identidad cultural de Hidalgo, un legado que perdurará en la historia de nuestra entidad.